10 de agosto de 2013

Humildad

En los días en los que un helado costaba mucho menos que hoy, un niño de diez años entró en un establecimiento y se sentó a la mesa.
La camarera puso un vaso de agua frente a él.

- ¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con cookies? -preguntó el chico.
- Cincuenta céntimos -respondió la camarera.

El pequeño sacó unas monedas de su bolsillo y las examinó.

- ¿Cuánto cuesta un helado sin cookies? - volvió a preguntar.

Algunas personas estaban esperando que se desocupara alguna mesa y la camarera se estaba impacientando.

- Treinta y cinco céntimos. -dijo ella bruscamente.

El niño volvió a contar las monedas.

- Quiero el helado solo -dijo el niño.

La camarera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se fue.
El muchacho terminó el helado, pagó en la caja y se fue.
Cuando la camarera volvió, empezó a limpiar la mesa y entonces no pudo creer lo que veía.
Allí, puestos ordenadamente junto a la copa vacía, había veinticinco céntimos..., su propina.





Que enseñanza de humildad, qué capacidad para ver al otro, ¿no?